El Reino de Darlem… Uno de los reinos que existían en el gran continente de Aetherion.

Dicho Reino, y a diferencia de muchos otros, no contaba con un gran tamaño, limitando sus fronteras en gran medida. Sin embargo, su tamaño era compensado por las tierras extensas y fértiles que constituían los cimientos de este.

Lamentablemente, tener tantos beneficios y tan poco poder atraía la atención de las personas indeseables.

“El Imperio le ha declarado la guerra al Reino de Darlem.”

Un día aparentemente cualquiera, miles de carteles bañaron las calles de los reinos circundantes, señalando las catastróficas noticia.

El Imperio, también conocido como el Imperio Solrathis, era famoso debido a su Emperador, quien era una persona codiciosa, ansiosa de poder.

Al escuchar sobre la noticia, todos predijeron el resultado obvio… La caída del Reino Darlem.

Y así fue… O eso parecía ser…

En el año 132 del Calendario del Dragón Naciente, la guerra entre ambos comenzó.

Al principio fue obvio, Solrathis abrumo fácilmente a Darlem, empujandolos más allá de sus fronteras y limitando el poder y soldados que poseían.

Sin embargo, cuando todos suspiraron ante el obvio resultado… Algo cambio.

En el año 134 del Calendario del Dragón Naciente… Solrathis sufrió su primera derrota humillante a manos de Darlem.

30,000 soldados imperiales vs 2,000 soldados de Darlem… La abrumadora ventaja de Solrathis se dio la vuelta por un solo hombre… o mejor dicho, por solo un “niño”.

La noticia impacto el continente, nadie daba crédito por lo que veían, incluso pensaron que era falso… Pero no fue así.

“Demonio de Hielo”, “Príncipe de Hielo”, “Fantasma blanco”. Decenas de apodos fueron dados a una sola persona quien, con sólo 2,000 soldados, se enfrentó a un Ejército que lo superaba 15 veces.

La victoria, aunque no del todo abrumadora, marco un revés en el tablero, comenzando una batalla que empujó a Solrathis contra las cuerdas, una guerra que baño de sangre las tierra fronterizas entre ambos países y cobro innumerables vidas durante 2 años más.

“¡Su Alteza!”

Un soldado, vestido con una armadura de hierro gris y una espada en la cintura junto a una bolsa de cuero marrón, se acerco rapidamente mientras temblaba hacía una pequeña montaña en su visión.

“¡Ha llegado una orden de su Majestad!”

El soldados tembloroso y con rostro pálido se arrodillo ante la montaña.

Al mismo tiempo, las nubes oscuras que plantaban una sombra sobre la tierra se dispersaron, se vio un infierno.

Alrededor del soldado arrodillado habían cientos, sino miles, de cadáveres tanto de humanos como de extrañas bestias de gran tamaños y diferentes formas, las cuales bañaban la tierra con su sangre, impregnando el aire con un olor a hierro y un color rojo enfermizo.

“Habla.”

Justo delante del soldado, en la “montaña” de cadáveres, uno amontonado sobre el otro”, se encontraba sentado una figura con una espada en su mano.

La figura, perteneciente a un hombre joven de no más de 17 años, estaba libre de manchas de sangre o suciedad, como si fuera ajeno a la escena, como si no perteneciera ahí.

“¡S-si!”

El soldado, nervioso al ser el destinatario de la mirada fría del joven, saco rápidamente un pergamino adornado con un sello de un león de su bolso, y con ambas manos la extendió al joven.

Tap

Con pasos ligeros y elegantes, el adolescente salto de la montaña de cadáveres y aterrizó en el suelo con ligereza, como si de una pluma se tratara.

“¿Mnh?”

Cuando el chico tomó el pergamino y lo abrió, sus ojos se abrieron ligeramente, rompiendo su frialdad.

Incluso el soldado miro como pequeños cambios pasaban en el rostro del chico que ni pestañaba cuando acababa con un enemigo, preguntándose curioso que había escrito ahí como para que alguien así se sorprendiera.

“Buen trabajo, serás compensado por esto.”

“¡E-es un h-honor servir!”

El chico, ahora con una apariencia más visible, dejo que el viento balanceara su cabello blanco y levemente largo mientras sus ojos azules miraban al cielo azul, ahora libres de nubes oscuras.

Esto solo duro pocos minutos, y al instante siguiente el chico continuo su camino y se marchó del lugar, dejando solo al soldado, quien logro tranquilizarse con su partida.

“¿Qué… fue eso?”

El soldado, ahora más tranquilo, miro alrededor y vio el extenso campo a sus lados y detrás de él lleno de cuerpos sin vida tanto de humanos como de bestias.

Glup

El hombre trago saliva nervioso cuando se puso de pie y lentamente rodeo la gran montaña de cuerpos, la cual le impedía ver más allá.

“¿Eh…?”

Cuando rodeo la montaña, la vista que lo recibió fue una pesadilla total.

En comparación con los cuerpos vistos antes, que fácilmente llegaban a los 1,000… Lo que tenía delante… llegaban fácilmente a 20,000… O incluso más.

Sin embargo, eso no fue todo.

A diferencia de antes, esta vez el lugar estaba más destruido, con enormes cortes que dividían la tierra y enormes estructuras de hielo azul que se alzaban orgullosas y bajaban la temperatura, congelando el aliento del pobre soldado.

“Su Alteza es… realmente un monstruo.”

Esas fueron las únicas palabras que logro pronunciar ante su inmensa incredulidad.

¿Realmente un humano podía causar semejante escena?